Iglesia de la Concepción Inmaculada

Iglesia de la Concepción Inmaculada en Sevilla

La iglesia de la Concepción Inmaculada es una construcción relativamente joven erigida en 1928, sobre una esquina de la calle Cristo de la Sed de la histórica ciudad de Sevilla. Los predios donde se ejecutó la obra fueron comprados por el Cardenal Ilundain a la inmobiliaria de Nervión, su intención era la de levantar un templo que pudiera suplir las necesidades de los feligreses del nuevo barrio que estaba floreciendo en Sevilla. El resultado fue un hermoso templo de estilo clásico con elementos renacentistas y barrocos, el cual sirve de sede canónica para la hermandad penitencial de La Sed.

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El templo es muy especial tanto por dentro como por fuera, vale mencionar que, en el diseño de la nave central, el arquitecto Antonio Arévalo se inspiró en la Basílica de San Pedro. En el interior también se destaca el presbiterio, donde descansa el retablo mayor que fue fabricado en mármoles de diversos colores. Se encuentra dividido por tres calles separadas por columnas de estilo corintio. Arriba del retablo se centra una hornacina donde se encuentra una imagen de la Inmaculada, muy parecida a la que había anteriormente en la iglesia de la Concepción Inmaculada. A un lado se encuentra la imagen de la Sagrada Familia y en el otro el Sagrado Corazón de Jesús.

Sobre el muro de la epístola se abre una capilla que contiene las imágenes del Santísimo Cristo de la Sed y Santa María de Consolación, las titulares de la hermandad de La Sed.

El exterior de la iglesia de la Concepción Inmaculada es muy estético, fue fabricado en ladrillo fino prensado de tonos rojizos y amarillos. Tiene una portada de dos cuerpos; el primero está coronado por un frontón curvo que guarda una inscripción en latín, el segundo contiene una hornacina con la imagen de la Inmaculada. La portada remata en un ático de doble frontón, sobre el cual se posa la imagen del sagrado corazón de Jesús. A un lado, en los pies de la nave del evangelio, se alza la esbelta torre de tres cuerpos que van decreciendo hasta rematar en una cúpula octogonal decorada con azulejos. La fachada lateral que está sobre el muro de la epístola también es muy pintoresca.