Basílica de Santa María Auxiliadora

Basílica de Santa María Auxiliadora en Sevilla

La Basílica de Santa María Auxiliadora es la primera basílica española dedicada a María Auxiliadora, hacía parte de la iglesia del convento de la Trinidad fundado en Sevilla tras la conquista cristiana, durante un tiempo fue ocupado por la orden Trinitaria hasta su desamortización en 1835, se dice que en ese lugar mantuvieron cautivas a las santas Justa y Rufina. Después de la desamortización solo permaneció abierta la iglesia la cual fue cedida a los salesianos.

Semana Santa Sevilla

Su actual diseño corresponde al siglo XVII, cuando tuvo que ser sometida a una reconstrucción porque se encontraba casi en ruinas, en ella se encuentra la sede canónica de la hermandad de la Trinidad que procesiona el sábado de la semana santa de Sevilla.

Sobre los restos de la iglesia conventual fue erigida la Basílica de Santa María Auxiliadora, cuya dignidad de basílica menor fue concedida en 2008 por el papa Benedicto XVI. Tiene una fachada con portada de arco de medio punto, flanqueada por pilastras pareadas y retablos cerámicos del siglo XVIII, estos últimos contienen imágenes de frailes trinitarios. La entrada está precedida por un patio y una enorme portada de piedra labrada.

El interior de la Basílica presenta tres naves con capillas a los lados y crucero con cúpula de media naranja sobre pechinas. Los muros están adornados con retablos barrocos y pinturas de iconografía trinitaria y salesiana. Sobre el altar mayor se encuentra un retablo del siglo XX con las imágenes de María Auxiliadora Coronada, Santo Domingo Savio y Santa Luisa de Marillac, arriba de ellos se encuentra las Santas Justa y Rufina sosteniendo una giralda, están acompañadas de San Félix de Valois y San Juan Mata, dos tallas del siglo XVIII. El retablo remata en un ático de arco de medio punto donde se aprecian tres lienzos que incluyen la Adoración de la Santísima Trinidad y escenas trinitarias pintadas en 1814. Estas obras hacen un perfecto contraste con las pinturas de la bóveda del presbiterio.

Otras obras que destacan en la Basílica de Santa María auxiliadora son; el retablo de la Santísima Trinidad y el retablo neoclásico con el grupo escultórico de la Piedad del siglo XVI.

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